Háblese sin manchas...

El 23 de abril ha sido elegido como Día del Idioma castellano en honor de Miguel de Cervantes y Saavedra, fallecido ese día. También es el Día Internacional del Libro

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El 23 de abril ha sido elegido como Día del Idioma castellano en honor de Miguel de Cervantes y Saavedra (España, 1547-1616), fallecido ese día. También es el Día Internacional del Libro, pues murieron en una fecha como esa, además de Cervantes, otros dos insignes figuras de la literatura universal: el dramaturgo William Shakespeare (Inglaterra, 1564-1616) y el Inca Garcilaso de las Vega (1539-1616), cronista peruano y uno de los mejores prosistas del renacimiento hispánico, genuina expresión de lo que sería nuestra cultura mezclada.

El uso del idioma es una cuestión que despierta gran preocupación en gran parte de la población y es bueno que así sea. Pero no basta con preocuparnos: la lengua que hablamos es expresión de nuestra nacionalidad y, como tal, se hace necesario defenderla y cuidarla, y no solo cuando se acerca una fecha como esta del 23 de abril.

Dos cubanos insignes, a los que ha tocado vivir momentos muy diferentes de nuestra historia y que, sin embargo, tienen acerca del fenómeno idiomático una visión muy cercana, han expresado sus criterios acerca del tema: nos referimos a la Doctora en Ciencias Filológicas Nuria Gregori Torada, directora del Instituto de Literatura y Lingüística, vicedirectora de la Academia Cubana de la Lengua (ACL) y miembro de la Real Academia Española (RAE) y a José Martí, el Apóstol de la independencia de Cuba, cuya ilimitada cultura le permitió no solo ser modelo exquisito en el buen uso del idioma, sino, a la vez, comentarista de tan delicado y espinoso tema.

Nuria Gregori, en una entrevista concedida a una joven estudiante de Comunicación Social que publicara recientemente Juventud Rebelde, analizaba que ese problema va "más allá de cómo hablan los pueblos" y añadía que "la lengua no es solo gramática, es comunicación, identidad, conducta" y que cuando alguien "se expresa de una manera chabacana o vulgar", eso no es más que "la expresión de su conducta social a través del lenguaje". En Cuba, como en cada uno de los países hispanohablantes —no debemos olvidar que el español cuenta con más de 450 millones de hablantes y está entre las cinco lenguas más empleadas en el mundo—, hay quienes se expresan bien y quienes lo hacen mal o muy mal. Pero además hay que tener en cuenta el contexto: no se habla de igual forma en una conferencia o ceremonia, que en un medio familiar e informal. "Hay personas que saben hablar bien el idioma, poseen una conciencia lingüística y tienen dominio de la lengua, pero (...) no se expresan igual en todos los lugares".

Por su parte, en un interesante artículo referido a este problema y titulado El castellano en América, publicado por José Martí, este afirma con su bello y pulido lenguaje: "Cada asunto requiere su estilo, y todos, concisión y música, que son las dos hermosuras del lenguaje. En lo ligero, por ejemplo, está bien el donaire, que huelga en la historia, donde cada sentencia ha de ser breve y definitiva como un juicio: El orador que marcará a los bribones con su palabra candente como se marca a las bestias, en la tribuna política, moderará la voz en una reunión de damas, y les hablará como si les echase a los pies flores. (...) Acicalarse en exceso es malo, pero vestir con elegancia, no. El lenguaje ha de ir como el cuerpo, esbelto y libre; pero no se le ha de poner encima palabra que no le pertenezca, como no se pone sombrero de copa una flor (...) ni al traje limpio y bien cortado se le echa de propósito una mancha.

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Fuente: EXCLUSIVO,
21/04/07

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