Rafael Somavilla, un músico incansable

La música popular en Cuba siempre contó con reconocidos directores de orquesta

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La música popular en Cuba siempre contó con reconocidos directores de orquesta: E.G. Mántici, Adolfo Guzmán, Armando Romeu, Tony Taño, Rafael Somavilla y muchos más que apoyaron a los músicos y cantantes del país.

Somavilla procedía de la misma provincia que Dámaso Pérez Prado, de Matanzas, al oeste de La Habana, y era diez años mayor que el Rey del mambo. Nació justamente el 9 de agosto de 1927 y falleció en La Habana, el 20 de enero de 1980.

Era pianista, arreglista, compositor y director de orquesta. Estudió en la Academia Falcón, de su provincia, y a los once años ya dominaba el piano y trabajaba en la orquesta de su padre.

A La Habana llegó en 1951, cuando el ambiente musical capitalino comenzaba su gran momento en todo el continente. Rápidamente se integra a clubes, cabarets y donde fuera llamado a tocar. Un año después ya lo reclaman en el fastuoso cabaret Capri, donde empieza a tocar el piano y haciendo arreglos musicales.

Es un amante del jazz y se une en la creación e inauguración del Club Cubano de Jazz, en el cabaret Bambú. La orquesta la encabezaba Cheo Valladares, quien cantaba guarachas y tocaba las maracas, pero el director y primer presidente fue Somavilla, quien ya contaba con un prestigio bien ganado. "Yo tenía bajo mi mando —me contaba el matancero— las trompetas de Leonardo Timor, el Negro Vivar y Evelio Martínez. En los saxos altos, Amadito Valdés y Luis Barreras, y un tal Bastilla, de Ecuador; contrabajo, Cachaíto López, y en la batería, Walfredo de los Reyes. A veces descargaba el actor Enrique Santiesteban; el saxo, Leonardo Acosta, que estaba en todas, y Armandito Zequeira; el percusionista Cala (fotógrafo). Con ellos y otros hicimos algunas grabaciones. Nos encontrábamos en el café Los Parados".

Por sus dominios musicales, en 1955, en la cúspide de los espectáculos, lo nombran director en la orquesta del cabaret Parisién, del famoso Hotel Nacional de Cuba. Después de 1959 dirige la gran orquesta del cabaret Caribe, del Hotel Habana Libre. Uno de los directores que después le sucedieron fue Carlos Faxa. "Rafael —ha recordado Faxa— era un director de alto nivel, con un oído excelente, cualidad obligada en la conducción de una banda. El maestro dominaba los errores de algún acorde fuera de lugar o en el caso de que las partituras tuvieran algún problema de redacción".

En 1963 ya se coloca en la importante orquesta del Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR), con la que asiste a una enorme cantidad de festivales en Cuba y el exterior, director y jurado. Casi todos los cantantes y muchos calificados músicos de la Isla pasaron por la batuta de Somavilla.

Cuando se crea la Orquesta Cubana de Música Moderna —la más importante de la década de 1960, creada en 1967 por Armando Romeu— alterna en algunas ocasiones en su dirección. Con ella estrena una de sus obras Suite en Jazz, en 1968. La orquesta causó sensación en aquellos días de incomprensiones musicales ante el jazz y el pop.

En 1967 viaja a Canadá y al Festival de Sopot. Ya en 1975, según datos de Olavo Alén, le ofrecen un cargo en la Dirección de Música del Ministerio de Cultura. En 1979 dirige su última obra Danzón con la Orquesta Sinfónica de Matanzas. Fallece en 1980 y un año después su provincia organiza el Concurso de Música Rafael Somavilla In Memorian.

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Fuente: EXCLUSIVO,
09/08/07

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